Una vida sin alcohol ni drogas es más sana para ti, tu familia y la sociedad
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La cocaína es un poderoso estimulante del sistema nervioso central derivado de las hojas del arbusto Erythroxylon coca nativo de Sudamérica, especialmente del Perú y Bolivia donde florece en los valles templados de cerca de 1500 m. sobre el nivel del mar. En condiciones favorables, una planta da frutos cuatro o cinco veces al año, durante cerca de cuarenta años.
La cocaína es una de las drogas más antiguas. Su uso se conoce desde hace cientos de años. En un principio, la coca se empleaba en ceremonias religiosas para inducir a la meditación, y como ayuda para comunicarse con la naturaleza. Los incas reservaban el consumo de la coca para los nobles y los sacerdotes; y aquellos extremadamente favorecidos por los nobles tenían permiso para ingerirla. Las hojas eran ofrecidas en sacrificio a los dioses y masticadas durante el culto, además de colocadas en las bocas de los muertos para asegurarles una llegada feliz a la otra vida. adicción cocaína
DDurante algún tiempo, después de la conquista del Perú por los españoles, el uso de la coca estuvo prohibido, hasta que los españoles descubrieron que los indios podían trabajar más con menos alimento cuando utilizaban la droga. Esa práctica llegó a convertirse en un hábito que nunca ha sido abandonado. Aún los indios de hoy soportan las arduas y largas jornadas con una bolsa de hojas de coca y otra de ceniza vegetal. Las hojas, mezcladas con una pequeña cantidad de ceniza, se convierten en una pasta en la boca y son masticadas durante horas. Cuando es necesario aumentar el esfuerzo físico, también aumenta la cantidad de hojas que se mastican.
La planta de coca, de la que se extrae la cocaína, fue introducida en Europa en el siglo XVI, pero pasó prácticamente inadvertida hasta el siglo XIX, cuando se inició la investigación científica sobre sus potencialidades. En 1884, uno de sus más ardientes defensores, Sigmund Freud, inició una serie de experimentos y publicó numerosos artículos sobre sus efectos benéficos. Freud fue un entusiasta consumidor de cocaína, a la que llamaba "droga mágica". Proclamó que ésta poseía un poder curativo casi increíble y que podía calmar una serie de desórdenes; incluyendo la adicción a la morfina, la depresión, y la fatiga crónica. Aunque Freud nunca se retractó públicamente de su amplio apoyo a la cocaína, comprendió que ésta no había sido capaz de curar la adicción a la morfina.
En Estados Unidos, durante la misma época, la cocaína gozaba de considerable popularidad como remedio para numerosas enfermedades y llegó a ser un ingrediente común en numerosos tónicos medicinales. El más famoso de éstos fue la original Coca-Cola, que incluía en su fórmula sabor de hojas de coca importadas. El gobierno pronto se alarmó con el número de personas que habían adquirido el "hábito de la cocaína" y llegó a prohibir su consumo. En 1906 fue establecida la Ley de alimentos puros y drogas, en parte para controlar el uso de la cocaína. Posteriormente, en 1914, la ley de impuestos sobre narcóticos de Harrison clasificaba legalmente a la cocaína como narcótico, imponiendo las mismas penas por posesión ilegal de cocaína que para la heroína, opio y morfina. Esto dio lugar a la idea equivocada, que se mantuvo por mucho tiempo, de que la cocaína es un narcótico, lo cual, por supuesto, no es.
La inclusión de la cocaína en esta ley no dejó de generar oposición, dada la amplia popularidad que gozaba. Se argumentaba que la cocaína era la droga más importante, curaba la melancolía y proporcionaba vigor al hombre. Se decía que la cocaína proporcionaba una vida más larga, creatividad, energía, encanto e incluso placer sexual. Y que, cuando era consumida por personas que conocían sus peligros potenciales, no causaba ningún daño. Un solo argumento resultó profético: la prohibición daría lugar al tráfico clandestino y, debido a las enormes ganancias, los traficantes procurarían y atraerían nuevos clientes.
Durante los siguientes cuarenta años, se registró el menor consumo de la cocaína. Pero la confiscación en los sitios de registro y los informes médicos de final de los setenta, señalaban un aumento del uso de esta droga; durante la primera mitad de los setentas, la cocaína llegó a ser una de las drogas más populares de la calle. Las razones del repentino incremento de su popularidad siguen sin conocerse. Algunos expertos dijeron que la publicidad sirvió de avalancha en una sociedad cada vez más dada al consumo de drogas en general.
Hoy, la cocaína se vende a un precio exorbitante a los compradores callejeros. Debido a que es escasa y cara, se ha convertido en el "champagne" de las drogas; en la subcultura de las drogas, es "la droga de los ricos". Contribuyen a su alto precio su escasez, su procesamiento y su compleja red de distribución.
Aunque la planta de coca crece y se cosecha en Perú y Bolivia, gran parte de su elaboración tiene lugar en Cuba y Chile. Es introducida de contrabando a Estados Unidos principalmente a través de Nueva York y Miami, y de la frontera mexicana. Una vez en Estados Unidos, la cocaína es distribuida a través de un sistema jerárquico similar al sistema de la heroína. El hecho de que la potencia de la droga se deteriore con el tiempo, crea la necesidad de una red especial de distribución, que hace mayor el riesgo y también los beneficios.
Consumo de la cocaínaLa cocaína viene en tres formas:
La cocaína es frecuentemente adulterada, mezclada con drogas sintéticas como la benzocaína, procaína y metilanfetamina. Es más lucrativo comprar grandes cantidades de cocaína, en cuyo caso tiende a ser considerablemente más pura. Sin embargo, los peligros de la adulteración de la cocaína aumentan con las cantidades implicadas, y el precio final es alto. A medida que los traficantes incrementan la escala de su red, compran mayores cantidades, lo cual les permite manejar mejor calidad en cuanto a grado de pureza, tener mayores ventas y tratar con menos gente y más responsables.
En su forma pura la cocaína es un polvo blanco cristalino parecido al azúcar (de allí el apodo de "nieve"). Antes de su venta pasa por tres procesos de elaboración diferentes. Primero es extraída químicamente de la planta. Segundo, es mezclada con ácido clorhídrico y finalmente es diluida o rebajada. La cocaína puede ser inhalada en polvo o inyectada en forma líquida. El modo de uso cambia, pero dado que la inhalación tiene la complicación física del deterioro del recubrimiento nasal y, eventualmente del séptum nasal, la inyección y la ingestión se han hecho más populares.
DLa cocaína es una droga muy poderosa, capaz de alterar significativamente el estado psicofisiológico del consumidor. A lo largo de la historia de la coca se ha usado como un vigorizante físico. La capacidad de la coca para reducir el hambre y la fatiga y estimular la actividad muscular ha sido ampliamente reconocida. Se ha sugerido que este efecto se debe al consecuente aumento de la acidez de la sangre, a partir del ácido úrico, y a la estimulación del proceso de degradación de carbohidratos para obtener energía en los tejidos. Aún suponiendo que esta acción metabólica ocurre, el efecto en el consumidor sigue dependiendo de numerosos factores. Como con cualquier otra droga, los efectos de una dosis mínima en particular varían con el estado mental y el bienestar físico del consumidor.
La estimulación es mucho más profunda si el individuo está por debajo de lo normal, se siente fatigado o con hambre. Los efectos son mínimos si está presente la euforia normal asociada a una buena salud. La cocaína ha demostrado tener un efecto positivo en la actividad muscular en general y, más específicamente, sobre el tiempo de reacción y fortaleza muscular.
Los investigadores no han sido capaces de demostrar ningún efecto directo de la cocaína sobre los nervios motores o sobre un grupo de músculos; por ello, han concluido que su efecto es probablemente indirecto, actuando para aumentar la sensación general de bienestar y la disposición al trabajo.
Farmacológicamente, la cocaína produce dos acciones diferentes y no relacionadas:
La acción sobre el sistema nervioso central, que produce euforia y excitación, representa el principal motivador para el uso de cocaína. Esta droga refuerza las más caras aspiraciones de iniciativa y realización al proporcionar al consumidor mayor energía y optimismo. Psicológicamente, la cocaína causa un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, elevación de la temperatura corporal y la presión arterial, constricción de los vasos sanguíneos y dilatación de las pupilas.
Dado que la cocaína es de corta acción, puede usarse repetidamente, y tomarse en un solo día cantidades excesivas (más de 10 gramos). La dosis letal es aproximadamente 1.2 gramos (1200 mg.) para la mayoría de los individuos, si se toma de una sola vez. La muerte, en este caso, se debe a una falla respiratoria, aunque ocurre raras veces. Las dosis grandes o el uso crónico pueden producir angustia, alucinaciones, impotencia e insomnio; crean una sensación de fortaleza mental y muscular, así como alucinaciones visuales, auditivas y táctiles.
Las ilusiones paranoides, combinadas con la sensación excesiva de poder personal, pueden hacer de una persona que consume grandes dosis, especialmente inyectadas, alguien muy antisocial y peligroso. Frecuentemente ocurren cambios rápidos en la percepción; se embota el juicio; se produce una liberación de inhibiciones; y son características de aquellos que abusan de la cocaína la agresión, las reacciones de pánico y, con el tiempo, la depresión agitada.
A pesar de que se crea una fuerte dependencia psíquica hacia la cocaína, el uso de esta droga no provoca dependencia física. No existe síndrome de abstinencia ni se presentan síntomas de privación cuando la droga es retirada. Debido al rápido metabolismo de la cocaína, pueden administrarse grandes cantidades en períodos relativamente cortos. En general se considera que esta droga no crea tolerancia, aunque este punto sigue siendo debatido por varios investigadores. A pesar de la posible ausencia de tolerancia física o dependencia, esta droga se caracteriza por una fuerte tendencia por parte de los consumidores a seguirla usando. Induce un alto nivel de dependencia psíquica y a menudo da lugar a un tipo destructivo de abuso de drogas. Este patrón es a menudo difícil de entender ya que muchos consumidores ocasionales no informan de efectos adversos, necesidad de la droga, ni adicción.
Sin embargo, hay voluminosos reportes de abuso que siguen este patrón general: poco después de administrada la droga hay una pérdida de sensibilidad en la cavidad bucal y a menudo sensación de no tener lengua. Una sensación agradable de calor por todo el cuerpo es seguida de una sensación de excitación creciente. El consumidor se siente fuerte y animado, capaz de emprender cualquier acción. El consumidor se siente fuerte y animado, capaz de emprender cualquier acción. La fatiga se reduce y frecuentemente se experimentan sensaciones agradables de riqueza y poder.
Esta sensación de regocijo dura desde 45 minutos hasta 2 horas, dependiendo de la calidad de la cocaína y del grado en que ha sido rebajada A medida que los efectos desaparecen, generalmente se presentan la depresión y la fatiga. El dolor de cabeza y el malestar producen a menudo un fuerte deseo de elevarse de nuevo. No es por tanto difícil de comprender el deseo de continuar usándola, aunque no se cree dependencia fisiológica (1). Pero nuevamente, como en el caso de otras drogas, la forma de usar la cocaína depende del individuo. Algunas personas la usan ocasionalmente con resultados favorables, mientras que otras quedan atrapadas en un círculo vicioso de abuso.
El tratamiento de la intoxicación por cocaína se lleva a cabo con base en los síntomas. La ansiedad puede ser tratada con sedantes como el diazepam (Valium). Para las sobredosis severas se recomienda hospitalización con asistencia respiratoria. Una vez recuperado el paciente, es importante el apoyo psicológico. Si el individuo que sufre una sobredosis deja de respirar el único primer auxilio que se debe administrar inmediatamente es el CPR.
El consumidor de cocaína a menudo ha tomado otras drogas; por lo tanto recetarle más sedantes puede agravar su condición. Los signos del abuso de cocaína son el gregarismo, la hiperactividad, la pérdida de apetito, el rápido ritmo cardiaco, pensamientos muy rápidos y euforia.
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