Inhalantes como droga: drogaadicción
Una vida sin alcohol ni drogas es más sana para ti, tu familia y la sociedad
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Se les llama así a los disolventes industriales que son utilizados con fines de abuso por algunas personas.
Estos disolventes pueden provocar intoxicación voluntaria o involuntaria cuando se inhalan.
Los disolventes forman parte de la química moderna y se encuentran en muy diversos productos de uso industrial y doméstico, como en los aerosoles ("spray"), las pinturas, los pegamentos plásticos, las tinturas de los zapatos, los adelgazadores de pintura, como el thinner, la gasolina, la acetona, etc.
La inhalación tiene como antecedente más famoso el oráculo de Delfos en Grecia. Las pitonisas de este oráculo, bajo los efectos de los vapores pronosticaban el futuro o sugerían medidas que los griegos debían seguir en cuanto a las cosechas, comercio, guerra, salud, etc.
La inhalación de solventes industriales es un fenómeno de las últimas décadas, y ha surgido como un efecto indeseable del desarrollo industrial Glaser (8) describió los primero casos en Estados Unidos a principios de la década de los sesenta.
Hubo una época en que el éter no se inhalaba tan sólo por sus propiedades inhalantes: la Universidad de Harvard, entre otras, fue el escenario de ether frolics, "debates de éter" donde el éter se empleaba por sus pretendidos efectos estimulantes de la "consciencia mística".
Incluso el gas hilarante (anestésico) tuvo la reputación de suscitar "visiones paradisíacas, verdades universales y enormes conocimientos de sí mismo". Como desinhibidor de primera calidad fue muy apreciado por numerosos artistas y estudiantes para obtener sensaciones voluptuosas y fantasías cromáticas que llegaban hasta el éxtasis.
Probablemente se descubrió el efecto euforizante en el uso cotidiano durante el trabajo. Los zapateros que trabajan en locales reducidos y mal ventilados, tienen un contacto inmediato con los pegamentos. Igualmente los niños pobres que lustran zapatos en países subdesarrollados, probablemente descubrieron por accidente en el contacto con las tinturas su poder intoxicante.
En esta misma forma, los artesanos o los pintores fueron conociendo la capacidad de los disolventes industriales para alterar la conciencia. Del descubrimiento accidental al abuso existe un solo paso.
En algunas comunidades pobres y marginadas de las grandes ciudades, se han detectado grupos familiares donde el 10% de ellos tenía cuando menos un hijo inhalador.
Medina y Natera (11, 12) enfatizan el hecho de que los inhalantes son la primer droga que utilizan muchos niños y adolescentes.
Un estudio llevado a cabo en el estado de Nueva York con alumnos de secundaria, demostró que el 5.2% había usado inhalantes, y que casi el 2% lo había hecho en los últimos 6 meses. También en estos casos había sido la droga de inicio, ya que este grupo de inhaladores siguió usando diversas drogas posteriormente.
Afortunadamente es muy bajo en comparación con otras drogas. Brotes aislados de inhaladores han sido reportados, sin embargo, este no es un problema con las características epidémicas de otros países.
No obstante, es posible que en un futuro se acreciente su uso en grupos marginados donde el costo de esta droga compite con la marihuana y el alcohol.
El fenómeno de la inhalación es reciente y presenta modificaciones en su comportamiento epidemiológico. En 1975 en México usaban inhalantes principalmente niños entre 7 y 17 años, y cuando los adolescentes llegaban a la adultez o conseguían trabajo, abandonaban esta droga y preferían el alcohol (6).
En los últimos tiempos existe una tendencia al empleo de inhalantes por grupos de mayor edad e incluso por adultos. Korman (10) ha encontrado una tendencia en que el promedio de edad de los adictos a los inhalantes está subiendo en los últimos años en Estados Unidos. De la Garza (7) ha descrito el abuso de los inhalantes por adultos penitenciarios en forma crónica.
En Barcelona hemos podido comprobar, en un estudio sobre drogas en menores infractores, que un 44% había consumido inhalantes y que estas sustancias ocupaban el tercer lugar en preferencia después de la marihuana y las anfetaminas.
Hace 10 años se pensaba que podría tratarse de una moda transitoria. Los datos actuales en México permiten suponer lo contrario.
Existen generaciones de niños que inhalan y hay evidencia de que el fenómeno no ha disminuido, sino que extiende.
Existen poblaciones donde el problema de la inhalación es endémico.
Existen muchas razones. Cohen (4) ha descrito algunas de las características que hacen de los inhalantes la droga preferida por los niños. El bajo costo los pone al alcance de los sujetos con más pobres ingresos Su fácil disponibilidad en las tiendas o supermercados, ofrece una venta inmediata y sin ninguna restricción legal.
Además, vienen empaquetados en forma sencilla y práctica, lo que evita sofisticados manejos para su administración.
Si a estas característica se agrega que es un fármaco potentemente exaltador del ánimo y que sus efectos pasan rápidamente, podremos comprender entonces lo popular de su uso.
Los disolvente industriales son muy variados y dependen del producto. De tal manera que cuando se habla de inhalantes, nos estamos refiriendo a diferentes sustancias y no a una sola.
Los principales disolventes son:
También el nitrito de amilo, que tiene uso médico en el tratamiento de enfermedades cardíacas, ha sido objeto de abuso.
En la misma situación está el óxido nitroso (gas hilarante o de la risa), que es un anestésico La acetona y la gasolina, son otras sustancias.
Las sustancias que son inhaladas, en general, tienen un olor agradable y algunas de ellas gustan a los niños espontáneamente. Cuando se inhalan, el gas pasa rápidamente a la barrera del alvéolo pulmonar (pues es soluble a las grasas) y provoca una rápida aparición de efectos euforizantes.
Los niños se sienten alegres y tienen un sentimiento de bienestar. La duración de la intoxicación dependerá de la intensidad de la dosis; puede durar desde unos segundos hasta algunos minutos.
Los efectos pasan rápidamente y, para mantener el estado de intoxicación, son necesarias repetidas inhalaciones.
Sí. Pueden provocar alucinaciones visuales, auditivas y kinestésicas (táctiles). El estado de ánimo y la personalidad del inhalador serán factores determinantes en el contenido que posean estas alucinaciones. La visión de animales es frecuente y pueden ser agradables o aterradoras, lo cual provoca que el sujeto huya espantado de ellas.
Dramático es el relato de un paciente que caminaba por un río con una linterna en la mano mientras inhalaba. Sus alucinaciones consistían en que las piedras que iluminaba su lámpara eran de oro y, alborozado, las iba guardando en el bolsillo. Al pasar la intoxicación terminaron sus sueños de riqueza. "Me di cuenta de que estaba igual de jodido" (Me di cuenta que continuaba igualmente pobre).
Definitivamente inhalar es un riesgo que puede producir daños en los niños. El inhalante provoca sentimientos de grandeza y, además, una mayor tolerancia al dolor (anestesia). Un niño se creía Superman y se dejaba caer desde una roca sin aparente dolor, por ejemplo.
Graves accidentes han sido relatados, como intentar cruzar un río en condiciones de intoxicación con la muerte consiguiente del inhalador.
Otros accidentes mortales pueden ocurrir cuando se pierde la conciencia y hay caída súbita al suelo. También puede suceder que el niño se quede con la bolsa de plástico, -usada para introducir la sustancia e inhalarla- sobre el rostro y muera de asfixia.
En general, los inhaladores son hombres en su mayoría e inhalan más que las mujeres en una proporción de 10 a 1. Provienen de una clase social pobre o marginada y generalmente son niños o adolescentes.
Particular interés y dramatismo adquiere el fenómeno de la inhalación cuando lo utilizan niños de 7 años o menos. Las características de la droga pone al alcance de los menores "un juego" destructivo.
Se tiende a responsabilizar a los padres y a la familia de las conductas farmacodependientes de los hijos. Descubrimos en los padres una mayor incidencia de alcoholismo y de abuso de drogas que en los grupos no inhaladores aunque vivan en las mismas condiciones marginales.
Además los inhaladores pertenecen con frecuencia a hogares desestructurados donde uno o ambos padres no están presentes en la familia por abandono o muerte.
Debe tenerse cuidado de ponderar estos hallazgos y no culpabilizar a los padres, quienes son, a su vez, producto de condiciones muy adversas.
Se ha hecho un estudio comparativo entre familias marginadas que poseen en sus núcleos niños inhaladores, y otras exentas de este problema. Se encontraron diferencias significativas en los ingresos económicos, donde las familias de los niños inhaladores tiene ingresos per cápita mucho más precarios que las otras familias.
También los grados de escolaridad, los índices de analfabetismo, la eventualidad en el trabajo y el desempleo, son más importantes en las familias de los inhaladores.
El marco socioeconómico de la miseria dentro de las poblaciones marginadas, parece ser un caldo de cultivo propicio donde se reproducen este tipo de conductas.
Sin duda, la existencia de estos problemas obedecen a causas de orden político, económico y social, que son comunes en países industrializados donde se producen contrastes de injusticia social.
Hasta el momento, el uso de inhalantes pareciera reducido a grupos de privados como los chicanos en Estados Unidos, indios en Canadá, etc. Sin embargo, el proceso epidémico puede traspasar las barreras sociales en las cuales se encuentra ahora enclaustrado.
Casos aislados de universitarios consumidores de inhalantes se han reportado recientemente. Parece ser que los medios masivos se comunicación han provocado una inquietud y curiosidad en otros grupos al denunciar este problema masivamente.
El desarrollo industrial, como la fabricación de calzado, hace de algunos sitios un campo más propicio. Existe el caso de León, en México(2) que aun siendo una pequeña ciudad posee un núcleo importante de industrias y sufre el problema de inhalación en forma más grave que otras ciudades.
Las características peculiares de ciertas regiones, impondrán la conducta ante esta droga. El conocimiento profundo del contexto es condición inseparable de una compresión del fenómeno. Como ejemplo de esto están los indios Pueblo, de Nuevo México, quienes prefieren inhalar a usar otras drogas.
Quizá la razón de esto no se deba a específicamente a causas culturales, sino más bien a la pobreza y dificultad para conseguir otras sustancias (6). Los maestros de comunidades aisladas o de barriadas marginadas deben tomar muy en cuenta estos factores.
El fenómeno de la inhalación en las ciudades toma características diferentes a cuando se trata de comunidades aisladas. Este es el caso de una comunidad indígena canadiense (Shamattawa) poblado de 475 personas, adonde se tiene acceso sólo por avión. En ese lugar existe inhalación de gasolina en forma endémica.
La inhalación de sustancias que son líquidas en su presentación hace que el procedimiento de inhalación sea diferente. La gasolina, el thinner y el adelgazador de pintura frecuentemente se inhalan empapando una estopa o pedazo de tela. En su inhalación por la boca se puede presentar el accidente de deglutirlo durante el proceso.
Las consecuencias de que sustancias que no son volátiles también ingresen al organismo tales como el plomo que se usa en la gasolina como antidetonante y otras impurezas, puede causar graves problemas tóxicos e incluso la muerte.
Al ser un líquido inflamable y producir intoxicación, se pueden cometer imprudencias y provocar quemaduras al usador o causar incendios. Además de esto, el uso alteraciones en la médula ósea, aparte de posible intoxicación por el plomo.
Los daños que pueden esperarse, causados por otros disolventes, dependen del solvente, de las dosis y del tiempo de exposición.
Sí. Existen docenas de casos reportados en que los inhalantes contenidos en spray han causado la muerte.
Bass (1) lo atribuye a que se provocan arritmias que llevan a una falla cardíaca y a la muerte. Los accidentes fatales han sido asociados con el uso de propelentes que están contenidos en los aerosoles.
Los inhalantes provocan una disminución del apetito y los sujetos se olvidan de comer.
Uno de los síntomas de la inhalación crónica es precisamente la baja de peso.
El cemento plástico tiende a producir diferentes grados de dependencia. La dependencia psicológica se caracteriza por una urgente necesidad de inhalar, y de ansiedad cuando no se encuentra a mano la sustancia. La mayoría afirma que puede dejar de inhalar cuando lo desee, sin embargo, confiesan que en sus diversos intentos para abandonar el hábito han fracasado repetidamente.
Cuando los sujetos se abstienen de inhalar aparecen, en algunos de ellos, ansiedad, dolor de cabeza ("cruda", resaca). Algunos guardan inhalante para hacer uso de él en la mañana inmediatamente al despertar.
Fuera de estos síntomas el síndrome de abstinencia físico no es apreciable. Algunos dolores abdominales son debidos a gastritis por el paso del inhalante hacia el estómago, y no por dolor en la pared muscular.
La tolerancia a los inhalantes es un fenómeno importante. En los reclusos penitenciarios se han encontrado casos de sujetos que son capaces de inhalar día y noche durante semanas, consumiendo diariamente cantidades de hasta un litro o más al día.
Korman (10) afirma que los inhalantes propician más la agresión que el uso de otras drogas en los sujetos estudiados en los Estados Unidos.
De la Garza (7) encuentra que la agresión está presente en la minoría de los casos. Algunos pacientes se tornan agresivos y son capaces de herir a sus compañeros. En ocasiones actúan de acuerdo con la realidad de la alucinación, por ejemplo, sintiéndose perseguidos por la policía.
En el tema de la agresión y las drogas son muy importantes los antecedentes de cada sujeto en cuanto a su capacidad de manejo de su agresión manifiesta o latente. Asimismo, también influye en la conducta agresiva si el ambiente es favorable u hostil durante el momento de la inhalación, y el contexto en que se dé el fenómeno de la fármacodependencia.
Como en el uso de otras drogas, es necesario distinguir entre el usuario accidental, el esporádico y el inhalador crónico.
Los niños por curiosidad pueden usar el inhalante en una o en varias ocasiones "para saber a qué sabe", y abandonar su uso posteriormente.
Existe el inhalador esporádico que se intoxica solamente cuando las circunstancias le presionan o le son propicias. Por ejemplo el inhalador de fin de semana o aquél que lo ha hecho mientras pasa la crisis de la adolescencia y abandona el hábito en el momento de conseguir empleo o cuando se separa de su grupo de amigos.
Sin duda el pronóstico se ensombrece para los niños o adolescentes que inhalan a diario y en forma sostenida durante mucho tiempo. En estos casos, la inhalación puede tornarse una actividad más dentro de su rutina de vida.
Sí. Debemos recordar que estas drogas carecen de valor terapéutico(médico) y, aunque se utilizan corrientemente en la industria, puede y debe prohibirse su venta a menores de edad.
En ausencia de una legislación al respecto, debe tomarse conciencia de que estos productos pueden ser objeto de abuso.
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