Publicidad
Publicidad
Transcripción de fragmento del libro "Piñera versus Mattehi", de Carolina García de la Huerta y Francisco Javier Piriz; por Henzo Lafuente. Entrevista a Alberto Espina en relación al caso de espionaje telefónico, llamado "Piñeragate".
Nota: Las aclaraciones entre paréntesis cuadrados " [ ] " son de mi autoría y las he incluido ya sea para contextualizar, o para explicar ciertos términos del habla chilena, con el objeto de hacer más comprensible la lectura. Debido a la longitud del documento he preferido esta opción, que considero menos cansadora para el lector que los 'links de pie de página'.
-Henzo Lafuente
"La culpa es nuestra: que la Evelyn y Sebastián hayan ascendido sin pasar por la prueba de la blancura ["La prueba de la blancura" es un chilenismo que denota aptitud y pureza; extraída de ciertos avisos comerciales de detergentes para ropa] fue malo para el partido y nosotros lo permitimos. Ellos entraron por la ventana y no los critico por eso: el error es nuestro. Nosotros encumbramos a dos personas sin historia partidista, que no fueron quemando una a una las etapas. Ninguno de los dos fue capaz de concitar el apoyo de al menos un tercio de sus pares en el Congreso. A tal punto llegó la falta de institucionalidad, que ninguno de los dos tuvo capacidad de renuncia: la misma que sí tuvo Jarpa con Büchi en las presidenciales pasadas. Ahora, ellos no lo hacen de malos que son. El concepto político de Evelyn y Sebastián es de pura eficiencia... Es el mundo de los negocios, sin piedad. Donde la competencia es fuerte.
Otro mito en todo esto es el de la patrulla juvenil [*Espina hace alusión al nombre que recibió el grupo conformado por: Andrés Allamand, él mismo, Evelyn Matthei y Sebastián Piñera en sus gestiones políticas en 1989, debido a su juventud. Esta denominación tiene raíz en una serie de televisión que fue famosa en el Chile de los años 70: "La patrulla juvenil", que trataba de las aventuras de un grupo de policías adolescentes.] No éramos un Club de Tobi [*Chilenismo que tiene como referencia al club del mismo nombre que aparecía en una revista de historietas infantil llamada "La Pequeña Lulú", en donde uno de sus personajes varones - Tobi -, funda un club en cuya participación se excluye a las mujeres.], interesados en repartirnos el poder. Tampoco es cierto que nos adjudicamos los principales papeles y dibujamos una estrategia a largo plazo. Sí nos aglutinamos fuerte frente a dos coyunturas: cuando queríamos que Jarpa cediera la presidencia del partido a Allamand, y cuando decidimos que era conveniente contar temprano con un candidato presidencial y proclamamos a Piñera.
Cuando vino lo de Jarpa, los cuatro - Allamand, Piñera, la Evelyn y yo-, queríamos que Andrés fuera el presidente de Renovación Nacional. La Evelyn y Sebastián optaron por la estrategia del enfrentamiento. Yo no; conocía el partido por dentro y sabía que enfrentando a Jarpa no llegábamos a ninguna parte. Había que convencerlo, que fuese él quien cediera. Y así ocurrió: Jarpa cedió su lugar a Andrés Allamand.
Entonces la Evelyn quedó dolida. Su estrategia del enfrentamiento no fue acertada y sintió que pagó un gran costo al oponerse a Jarpa. Al mismo tiempo, ella quedó al margen: Jarpa la vetó como miembro de la mesa, en circunstancias que yo quedé como vicepresidente del partido y jefe de bancada de los diputados. Ahora alega que ella habría podido ser jefe de bancada, pero nunca lo dijo, siempre me apoyó; nunca se dio cuenta de que ella hizo muy poca vida parlamentaria, tenía baja asistencia, por ser mujer optó por nunca quedarse a alojar en Valparaíso[ciudad en donde está el Congreso Nacional de Chile] y los diputados la sintieron lejana, y no por un problema de simpatía, sino porque no la conocían.
Durante 1991 hicimos muchas reuniones en la casa de Cristián Correa. Teníamos problemas: con la muerte de Jaime Guzmán [*político de derecha que fue asesinado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez]y el apoyo nuestro a los indultos, mientras la UDI subía en las encuestas nosotros bajábamos. Pero las cuatro estrellas de la patrulla juvenil aparecían cada vez mejor evaluadas. Teníamos que ver cómo podíamos traspasar este apoyo al partido. Importante nos pareció, entonces, tener un candidato presidencial. La más decidida por la candidatura de Piñera era la Evelyn. Allamand también; yo bastante menos. Consideraba que él tenía que ganarse primero el apoyo interno.
Hacia fines de 1991 ella empieza con que hay gente que la apoya, que la estimula a pensar en su propia candidatura, pero que ella no quiere. En el mes de enero de 1992 me pide que la ayude a abuenarse con Jarpa y vamos los tres a comer al Praga. Ella plantea el asunto y Jarpa le dice elegantemente que no. Incluso Evelyn cuenta ahí que su padre estaba en absoluto desacuerdo con su eventual candidatura. Y que por lo mismo ella no pretendió seguir adelante con eso.
De ahí ella nos empieza a engañar, porque por debajo monta todo un equipo. Cristián Correa, por ejemplo, se la juega fuerte por ella. Como Piñera es un rey para ganarse antipatías, el tesorero de Renovación Nacional se vuelca absolutamente para el lado de la Evelyn. Jarpa, que le dio el pase a Piñera, que le aseguró que él no quería ser candidato, terminó a patadas con él. Por qué, no sé. Piñera perdió contra él mismo. La Evelyn empezó a juntar alrededor a todo el antipiñerismo, el resentimiento de algunos diputados por un mayor espacio de participación y también a quienes estaban contra la línea de Allamand.
Ella alega machismo, que no la considerábamos, pero eso no es cierto. Nosotros nunca la quisimos dejar de lado. Sucedió lo natural entre Sebastián, Andrés y yo. Se produjo una unión más fuerte. Éramos hombres, jugábamos fútbol, nos quedábamos todos a alojar en Valparaíso, salíamos mucho a comer. Este lamentable episodio no sucedió porque en la política no haya límites éticos, sino porque faltó una escuela formadora. Es parte del costo de un vacío de 17 años.
Documentos relacionados
Buscador: