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Indice
Artículo y transcripción de Xrisí Tefarikis xrisit@namb.zzn.com
Contenido
Antofagasta: una colectividad helénica ejemplar en el mundo sustentada en gran parte por la prensa chilena.
La solidaridad entre los helenos residentes del extranjero y los de la madrepatria ha sido un 'modus vivendi' de los griegos a través de su historia.
Hoy se ha institucionalizado a través del SAE, el consejo de los griegos en el extranjero.
'La cultura helénica': un editorial de Luis Fernández Navas publicado en el día aniversario patrio de Grecia, el 25 de marzo de 1966.
'Homo Hellenicus' perfil de la misión del pueblo griego escrito por Nikos Kazantzakis (1937)
Por Xrisí Athina Tefarikis.
La colectividad griega de Antofagasta es una de las más singulares de América Latina y quizás del mundo. Se podría decir que cuenta con una quinta generación por lo que sus integrantes actuales cuentan quizás con un bisabuelo heleno y sin embargo, allí están, en primera fila, entre las colectividades extranjeras de mayor relevancia de la ciudad. Hace pocos días se celebró en San Francisco, en los Estados Unidos un encuentro de jóvenes de origen heleno de todas las Américas y allí participaron tres grupos juveniles de nuestro continente: chilenos, argentinos y uruguayos. Los latinoamericanos ya habían participado en un encuentro juvenil organizado por el arzobispo ortodoxo griego de Buenos Aires, el metropolita, monseñor Terasios en Iguazú durante la primera semana de enero y entre todas los jóvenes que representaban a las colectividades helénicas de América Latina, los jóvenes que representaron a la colectividad antofagastina obtuvieron el primer lugar por la destreza y creatividad que demostraron en la ejecución del folklore griego como por la belleza y perfección de sus trajes típicos. Esto es impensable en cualquier colectividad griega del mundo en donde no existen escuelas griegas, ni Iglesia Ortodoxa ni donde casi ya no se habla casi una palabra del idioma de sus antepasados.
Una de las explicaciones que podría atribuirse a este especial fenómeno helénico del extranjero es la constante y permanente colaboración que ha contado la colectividad helénica antofagastina con la prensa chilena, que siempre sustentó la moral y el buen espíritu de los griegos de la nortina ciudad. Y me refirió en especial a los periodistas de la vieja guardia, de esos que 'nacían y no se hacían' como solían autodefinirse ellos mismos y con cierta justicia. Grandes estrellas del periodismo chileno vivieron y escribieron en 'El Mercurio' de Antofagasta, prácticamente el único medio de expresión escrita que existía en la región cuando llegaron los primeros inmigrantes a Chile a inicios de la década del veinte del siglo pasado. Figuras como Hugo Silva Endeiza, Andrés Sabella, Luis Fernández Navas, Alfonso Meléndez, Eulogio Gutiérrez y tantos otros que se me escapan en este momento, además de Ketty Farandato Politis, actual cónsul de Grecia en esa ciudad que sigue colaborando con la prensa antofagastina hasta la fecha. Entre los escasos nombres que mencioné hay escritores chilenos destacados, premios nacionales de periodismo y de literatura.
Esta modesta colonia, en relación a las poderosas colectividades griegas que existen en el mundo como la de Chicago(más de 400.000 integrantes) Melbourne( 500.000) Münich(70.000) Buenos Aires (40.000) por citar algunas cifras, no se achicó con sus 200 integrantes en 1942 para ayudar a la madrepatria en su período de crisis. Veamos una crónica de la época publicada en 'El Mercurio'
25 de marzo de 1942.
El comité patriotico helénico dirige los trabajos de ayuda a la guerra.
Es presidido en Sudamérica por el señor Teodoro Tefarikis. Fue formado a raíz de la visita del ministro de relaciones exteriores de Grecia en Sudamérica.
Los griegos de Antofagasta se han unido en torno al comité patriótico helénico encargado de unificar la labor de los connacionales a favor de la causa de su patria, en guerra con los países del eje,
Este comité fue organizado hace pocos meses con motivo de la visita del ministro de relaciones exteriores de Grecia a Sudamérica. Lo preside el señor teodoro tefarikis y lo integran los señores Mariano Farandato como tesorero, Ramón Chilovitis como secretario, Gerardo Triantafilo , Nicolás Caballero y Teodoro Jaramís como consejeros.
Su misión consiste en reunir fondos para ayudar a la cruz roja griega y cooperar con los países aliados de Grecia en el comité inter-aliado de cooperación que se organizó en nuestra ciudad.
Nos dice su presidente:'los griegos de Antofagasta sufren con sus hermanos de la patria lejana la opresión de la que es vícitma la tierra que los vio nacer y luchan con entusiasmo y fe en el triunfo por la pronta liberación.
'Mientras haya un corazón griego sobre el mundo,nuestro soberano ha de tener a su lado hombres decididos a luchar hasta el fin. Sobre él recae la dura labor de liberar a Grecia. Dios ha de iluminarle y protegerle, y a los griegos del mundo apoyarle para que tenga buen éxito' .
Este texto fue extraído de 'El Mercurio' de Antofagasta de una obra denominada Grecia y los griegos en 'El Mercurio' de Antofagasta realizado por el profesor y folklorista greco-chileno, Miguel Politis Jaramís.
En ese mismo libro aparece un artículo, en el editorial del diario mencionado, escrito por un periodista chileno considerado en la actualidad como uno de los hombres más cultos de nuestro país durante el siglo pasado, Luis Fernández Navas, director del diario 'El Mercurio' de Antofagasta cuando se publicó este editorial.
25 de marzo de 1961.
«¡Ah, los griegos! ¡cómo sabían vivir! Eran superficiales con profundidad.»
Nietzsche.
Grecia tiene hoy día su día máximo, recuerda ese 25 de marzo de 1821, en que el arzobispo Germanos de Patras enarboló en la Kalavrytea y Morea el estandarte de los griegos contra la dominación otomana.
Con la caída de Constantinopla, Grecia había pasado a poder de los turcos.
Más tarde, los venecianos invadieron el Peloponeso y se apoderaron de Atenas; pero muy luego la abandonaron y Grecia quedó nuevamente en poder de los musulmanes.
Algún tiempo después, vino la insurrección general. La crueldad empleada por los musulmanes en la guerra hicieron que países como Francia, Inglaterra, y Rusia se aliaran contra Turquía. Al vencerla, la obligaron a través del Tratado de Andrearópolis a reconocer la independencia que fue erigida en reino. Otton I, hijo del rey Luis de Bavaria, fue el primero en ocupar el trono en 1833. En 1925 se proclamó la república. Duró sólo diez años, al término de los cuales volvió al trono Jorge III, quien a su vez fue sucedido por el rey Pablo I, actual monarca de Grecia.
No se puede hablar de Grecia sin recordar su esplendente civilización, todo lo que ella derramó en el mundo de la cultura como rectora de la belleza.
La era clásica fue el tiempo de la gran Grecia. Desde esos años viene una irradiación que no puede ser opacada. El hombre sigue nutriéndose en la sabiduría de sus hombres más excelsos.
Sería largo enumerarlos. Digamos sólo algunos nombres: Sócrates, Platón y Aristóteles en la filosofía; Euclides y Pitágoras en las matemáticas; Arquímedes en la física; Hipócrates en la medicina; Anaximandro, en la astronomía; Tucídides y Jenofonte en la historia; Solón y Pericles en el gobierno; Esquilo, Sófocles y Aristófanes en el teatro; Homero, Safo y Píndaro en la poesía; Demóstenes en la oratoria; Fidias y Praxíteles en la escultura; y muchas decenas de hombres geniales en todas las artes.
La belleza fue la piedra angular en la cultura helénica. Ese pueblo, en la actualidad, fijó sus sendas. Por ellas viene caminando el género humano. Mirar a ese tiempo es desear reproducirlo en nuestros días para huir del mal y de la guerra, de las ambiciones de la mediocridad y de todas las ambiciones que marchitan esa flor ecuménica que es el humanismo.
Hay en 'El elogio de Atenas' de Pericles una bella frase radiante de entusiasmo y en la cual descansa toda la filosofía griega:'Amamos lo bello en su sencillez'. Durante casi veintrés siglos que han pasado sobre esta frase, el esfuerzo de los eruditos, de los críticos y de los comentadores se han ceñido generalmente a desarrollar el sentido y los términos de ella.
Y son muchos, en todos los siglos, los que han comentado el genio griego y la resonancia que la cultura helénica ha tenido en todos los tiempos.
La belleza de Grecia es perfecta, es sencilla. Cada vez que deseamos refugiarnos en lo ingrato y en lo imperecedero, debemos tender la mirada hacia Atenas. En ella encontramos asilo y consuelo.
Poco antes de morir, el gran ingenio galo que fue Edgar Quinet comenzaba un libro sobre 'La vida y la muerte del genio griego'. En él expresaba diferentes consideraciones sobre el arte y la cultura griega. Exclama, como poseído por una inspiración casi desesperada: '¿En dónde refugiarme para no ver lo que veo? Me refugiaré sobre una roca inaccesible, el mundo griego, y mostraré su formación en la edad clásica'.
Él hablaba de un momento trágico para Francia y de ahí sus palabras que tienen ritmo de epopeya.
Habla él del nacimiento del genio griego, de sus hombres, de la herencia magnífica que Atenas ha dejado para el mundo de la cultura.
Esta herencia la seguimos recogiendo los hombres de hoy. Tal vez en estos momentos del mundo sea útil dirigir la mirada hacia Grecia y recabar de sus grandes hombres algo del celo y del heroísmo que a ellos los empujó a defender a su pueblo y lograr que sus ideas de paz se afincaran dentro de las dolorosas guerras.
Si hay un pueblo al que debemos demostrar gratitud, es al pueblo griego. Casi todos algo tenemos que ver con él. En la sangre de los hombres de occidente hay gotas abundantes de sangre griega. Los pueblos íberos las tienen a raudales. España, fecundada por romanos, musulmanes, tartesios, celtas, reconoció la influencia benéfica de Grecia, que clavó en sus playas la bandera de Atenas y le comunicó sus efluvios de pueblo rector de la edad clásica.
Todos nos ha venido de Grecia, por eso, al recordar el aniversario de su liberación, Chile, cuna de la libertad en América, tiene que volver sus ojos a la madre Grecia, que luchó por la libertad en todos los tiempos. Seamos de alma antigua en su día. Elevemos nuestras preces a dios y también a palas atenea. Imitando a Renán, postrémonos a los pies de la Acrópolis y juremos amar a su virgen, fuerte y pacífica, sana y laboriosa, noble y democrática.
Pensemos que nuestra república quiere hacerse ateniense de todas maneras, para alcanzar la inmortalidad, para alcanzar el ideal de la justicia, de la prudencia, de la dicha.
Pidamos perpetuidad en esas conquistas y deseemos que todas las repúblicas de América sigan nuestro camino.
Miremos hoy más que nunca hacia el mundo antiguo de la Grecia eterna. Sintamos su espíritu gravitar en nuestra alma.
El editorial de Fernández Navas escrito en 1966 en 'El Mercurio' de Antofagasta es un clásico del periodismo chileno y latinoamericano que en nuestro mundo actual, circundado por el temor, la violencia, la superficialidad y la mediocridad imperantes en nuestros medios de comunicación, nos hacen recrear aquella frase de que '¡tiempos pasados fueron mejores'. Por cierto, esa no es una realidad en todas las áreas del conocimiento y del desarrollo humano porque el avance logrado por la tecnología moderna es abrumador. Pero como todo en la vida, ese progreso ha producido costos ingratos en la rutilante acelerada pero despiadada vida moderna. Y es por eso, para meditar y cerrar este capítulo dedicado al mes de marzo, el mes de la patria de los griegos, les transcribiré la definición notable del 'Homo Hellenicus' de Nikos Kazantzakis que habla precisamente de este ciclo humano eternamente renovado, como la rueda de la fortuna, unas veces arriba, otras abajo
Introducción
'Homo Hellenicus' es el epílogo de un excepcional libro de relatos de viajes que escribió Nikos Kazantzakis titulado 'Del monte Sinaí a la Isla de Venus'. A través de esta obra recorremos la región del Sinaí, Rusia, Japón, China, España, Inglaterra, Chipre para finalizar con Grecia, la tierra de origen del famoso literato griego contemporáneo.
Veamos entonces, como describe al hombre helénico del pasado en su recorrido por los siglos hasta aterrizar en nuestros tiempos actuales: Homo Hellenicus, de Nikos Kazantzakis
»Todos los grandes pueblos que han tenido una misión histórica han poseído su propio grito: los hebreos llamaban a Dios, los hindués buscaban más allá del mundo visible para descubrir su esencia, los chinos se esforzaban en poner orden en la vida terrestre y los egipcios, desde el fondo de sus tumbas, reclamaban la inmortalidads. Por lo que respecta a los griegos, por haber fijado sus miradas sobre este mundo, asumieron una gran y difícil misión: cambiar la anarquía y la esclavitud en libertad.
»Muchos son los que, deslumbrados por los templos y las estatuas, la mitología, la filosofía y el arte griegos, afirman que la secreta misión de esta civilización fue la belleza; que Grecia ha tenido la tarea de convertir los gritos inarticulados de Oriente en palabras comprensibles; de transformar a los ídolos deformes de Asia en armoniosas estatuas, de transubtanciar la fértil Astarté en Afrodita.
»Sin embargo, si queremos llevar más lejos nuestro examen, nos damos cuenta de que el sentido secreto del destino griego fue constantemente la transmutación de la esclavitud en libertad. En efecto, a través de todos los sucesos de la historia griega, aparentemente contradictorios, se descubre una armonía interna, un elemento estable e inmutable que ha constituído la esencia de esta raza: es la lucha por la libertad.
»Esta lucha fue el verdadero milagro griego. Recordad los tiempos lejanos en que empezó la historia humana e imaginad el estado de las poblaciones prehelénicas: entre Oriente y Occidente, en la encrucijada geográfica más sagrada de la historia , se encuentra Grecia. Un pequeño país, estéril, pobre, despedazado por el mar y habitado por algunos labradores y algunos pescadores.hacia el sudeste se extienden los terribles imperios totalitarios de Egipto, de Asiria y de Persia. Hacia el nordeste viven razan salvajes que pueblan densos bosques o inmensas llanuras y que se alimentan de carne cruda, de bellotas y de raíces.
»Dos enormes rebaños humano: en el primero, los hombres son esclavos, sin haber todavía concebido la noción de la dignidad humana; en el segundo, viven dentro de una completa anarquía, sin la menor huella de organización, persiguiéndose y matándose entre sí.
»El hombre no había alcanzado todavía el noble y difícil equilibrio entre la esclavitud y la anarquía. Vivía como una temible fiera: encadenado o desenfrenado.
»En este momento crítico aparece el Homo Hellenicus. Y por primera vez, el espíritu puede distinguir claramente el camino que tiene que seguir la humanidad. Ni a la derecha, hacia el precipicio de la esclavitud, ni a la izquierda, hacia el de la anarquía. El griego es el primero que traza un estrecho sendero entre ambos precipicios: el sendero de la libertad. Y es también el primero en este planeta que adquiere conocimientos de sus derechos y de sus deberes. Los derechos que acaba de adquirir no se suben a la cabeza y sus nuevas obligaciones no lo abruman.
»Al conservar los elementos positivos del individualismo primitivo y al aceptar los de la sumisión disciplinada, realiza este milagro humano que se llama la libertad.
»El griego es igualmente el primer hombre que tiene conciencia de la dignidad humana. Se opone a los tiranos- del interior y del exterior- y se atreve a decir:'¡No'! A las fuerzas bárbaras, considerablemente superiores a la suyas.
»Al trazar el sendero de la libertad, la raza griega realiza para los siglos futuros la redención del hombre. Su combate es duro: cada parcela de su tierra está regada de sudor y de sangre.
»Desde la llanura de Marathón hasta las murallas de Missolongh y desde Missolongh hasta las legendarias tierras del Epiro del norte y desde aquí hasta la isla Mártir de Chipre, se puede seguir, paso a paso, siglo tras siglo, la marcha de la libertad sobre el suelo griego.
»Y así mismo en los tiempos presentes, en medio de la desvergüenza contemporánea, Grecia, altiva, pobre,vestida de pingajos, cubierta con su propia sangre, la sangre de las heridas que le abrieron sus amigos, se pone en pie, llevando sobre sus cabellos, como la libertad, una corona trenzada con algunas hierbas que todavía quedan sobre su tierra asolada [1]
»De esta forma se pasea hoy, de montaña en montaña, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, sobre la isla heroica de Chipre, la libertad. De esta forma, además, y desde hace siglos, magullada sin cesar, pero inmortal, se pasea en la historia griega. Y Grecia, caminando hacia delante, arriesgando su vida, le abre el camino.
Heroico alumbramiento que un destino cruel obliga a continuar en una interminable ascensión. Privada de sueño, hambrienta, perseguida por sus enemigos y por sus aliados, Grecia, llevando su cruz, sigue trepando por la colina del martirio, que es también la de una resurreción eternamente renovada.
(1937)
(1) Alusión a un célebre verso del poeta nacional de Grecia, Dionisios Solomós.
Para cerrar este homenaje al mes del aniversario de Grecia y su legado quisiera dar a conocer muy someramente a una organización admirable creada por la Grecia actual para reactualizar el legado del helenismo en el mundo. Sae, el consejo de los griegos residentes del extranjero (siete millones que aportan el primer ingreso económico de esa nación) fue creado en Salónica, la capital del helenismo en el año 1995 y agrupa a todos los helenos y filo-helenos de los cinco continentes..para mayor información acerca de este organismo dirigirse a www.sae.gr.
Xrisí Tefarikis
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